CENTRO INTEGRAL TERRITORIAL LÁCARA-LOS BALDÍOS, ALBURQUERQUE. 2013

FINALISTA


El proyecto que presentamos para el C.I.T. de Lácara – Los Baldíos debe ubicarse en un nuevo solar producto de la segregación de la actual parcela de la Escuela Taller ‘Adelardo Covarsi V’, en el entorno de la Plaza de San Vicente, situada en la periferia norte de la villa de Alburquerque (Badajoz). Este emplazamiento, aunque periférico, se inserta en un entorno urbano consolidado, de uso exclusivamente residencial, que se articula alrededor de la citada Plaza de San Vicente, un espacio amplio y generosamente ajardinado. La nueva parcela disponible es un rectángulo de 39,34x19,70 m, situado en la trasera de la Escuela Taller y separado 3 metros de ésta, que va descendiendo desde la cota de la plaza hasta la calle García Lorca (1,50 m aprox.).
El solar, pese a contar con tres fachadas, se encuentra “escondido” tras el edificio existente, sin una clara visibilidad desde la plaza de San Vicente, que resulta el lugar de acceso natural a esta zona, tanto rodado como peatonal. La conexión con la misma se realiza a través de dos calles laterales de distinta anchura que se convierten en el acceso lógico al nuevo edificio público que se propone. Es desde estas calles laterales, y su relación visual directa con la plaza, desde donde el nuevo CIT debe hacerse visible a los usuarios, puesto que las tres fachadas de la parcela se enfrentan a calles residenciales de baja altura y escasa escala urbana. Además de lo anterior, la otra fundamental característica del solar se hace evidente con la visita al mismo: las espléndidas vistas del Castillo de Luna que corona la localidad, y que dotan a la planta superior del futuro edificio de un entorno de trabajo de calidad ambiental y representativa insuperable.
De esta manera dos decisiones consecuentes con el contexto descrito determinan el proyecto: por un lado, conectar las dos calles de acceso laterales mediante un patio que divide la parcela en dos, y por otro colocar el grueso del programa en una pieza de dos alturas, con orientación sur y privilegiadas vistas del castillo, que hace claramente visible el edificio desde la plaza. Esta implantación se adapta además correctamente al entorno, pues separa el principal volumen construido de la cercana Escuela Taller, y a la topografía de la parcela, ya que la zona de mayor altura se localiza así en el fondo del solar, en la zona de cota más baja, minimizando el impacto visual del nuevo edificio.
La volumetría generada por este esquema presenta un edificio claramente dividido en dos piezas: una más alta de dos plantas en el lado norte, que se cierra herméticamente hacia las fachadas y se vuelca completamente al sur, hacia el espacio interior del solar en primer plano y a las espléndidas vistas al fondo, y una segunda más baja de una sola altura, que a modo de medianera con el edificio existente, establece una transición de escala con el mismo. Ambos volúmenes quedan unidos en el centro por una pequeña pieza de acceso que se inserta en el patio longitudinal que atraviesa la parcela. Compositivamente, esta dualidad volumétrica queda reforzada por una voluntaria dualidad formal: la pieza mayor define con una geometría cartesiana un volumen nítido y sencillo, mientras que la más baja busca una apariencia facetada y angulosa, que llena de matices el vacío central, resultando el conjunto final de la coherencia y potencia visual necesarias al carácter del edificio.

Coautores: José Antonio Plaza, Fernando Garrido y Juan Carlos Herrera