ESCUELA INFANTIL Y HAURRESKOLA EN ZALDIBAR. VIZCAYA. 2012

















HERRALDOIEN ARTEAN (entre gigantes). Desde el presente proyecto pretendemos aportar soluciones contemporáneas concretas a una problemática creciente: el estancamiento en la evolución “natural” de un tipo arquitectónico, el cual acoge un uso cuyas premisas han cambiado, y siguen haciéndolo. El espacio docente infantil, no ha sufrido modificaciones en lo arquitectónico, o al menos no desde el núcleo del problema, y sin embargo afecta a un grupo de población que, por un lado, es cada vez más heterogéneo y, por otro, cuyos patrones educativos han cambiado. Desde el campo de la psicología, diferentes tesis sugieren cambios sobre las formas de aprendizaje del ser humano desde la infancia.

Por todo ello, no es una cuestión baladí decir que el paradigma actual de espacio docente es rígido y obsoleto y, más aún, cuando diferentes fuerzas convergen en emplazar la problemática escolar en el centro de atención de gran parte de la sociedad. En el trasfondo subyace un motivo primordial: las infraestructuras actuales son muy a menudo impedimentos físicos para el desarrollo de las nuevas teorías pedagógicas. Sería óptimo que el propio espacio fuera un instrumento más, latente, subliminal, de la educación del ser humano.

La evolución de una tipología arquitectónica a lo largo del tiempo suele depender de diversos factores. Normalmente dicha evolución suele ser “natural”, en función de las necesidades del hombre o mujer que la habita o la usa. Según Alvar Aalto, el programa de la arquitectura debe ser consecuencia directa de la vida humana. La arquitectura es el soporte de la cotidianidad, siendo su fundamento un sistema “biodinámico”. Es decir, la arquitectura se genera a raíz de dicho proceso. Generar formas para más tarde introducir lo biodinámico puede tildarse de claramente “inhumano”, antinatural.

Estudios publicados por “científicos ambientalistas”, ponen de manifiesto la indisoluble relación entre la productividad humana y el espacio en el que se desarrolla. Se demuestra en estas investigaciones que la educación (enseñanza/aprendizaje) se da mejor entre alumnos y profesores cuando sus espacios cuentan con flexibilidad, confort y variedad.

Por ello, definir las nuevas “reglas de juego” sobre las que se va a generar una revisión de la arquitectura docente infantil es crucial. Esta base teórica, como no puede ser de otro modo, tiene que surgir del usuario; no tanto de cómo usa el espacio, sino de cómo lo tiene que usar. Es decir, el propio espacio debe ser, por un lado, plataforma soporte del uso y, por otro, inductor de uso. Las teorías psicológicas infantiles sirven de apoyo para nuestro objetivo, y ayudan a parametrizar comportamientos.

Por otro lado, las premisas de la propia disciplina arquitectónica deben regir todos los movimientos; siguiendo “principios” de la arquitectura contemporánea como pueden ser sostenibilidad, economía, sistematización, etc. Pese a que los criterios de sencillez y economía deben imperar en el diseño espacial docente, no se debe desatender por ello a la complejidad que el hecho educativo supone, ya que el diseño incide directamente en cómo se educa.

Coautores: Juan Carlos Herrera, Fernando Garrido y Juan López de Lerma