VARIOS EDIFICIOS DOCENTE EN LA PROVINCIA DE SEVILLA. 2013

FINALISTAS

En Andalucía, el Ente Público Andaluz de Infraestructuras y Servicios Educativos (ISE) se sujeta a las Normas de diseño y constructivas para los edificios de uso docente con el fin de establecer unos criterios a los que los proyectistas adecuarse para el diseño de centros escolares. La filosofía subyacente es la de conseguir una homogeneidad entre todos los centros públicos a nivel de calidad espacial y constructiva. Primando un criterio economicista en el diseño, se llega a constreñir y mucho el “área de movimiento” del proyectista, que la inmensa mayoría de las veces llega a una solución estándar repetitiva. Es decir, en lugar de establecer unas líneas que marquen un criterio de mínimos, se ha normativizado hasta el exceso. Quizás es en la fase de concurso donde dicha normativa debería pasar a ser un decálogo de normas de buena práctica, en pro de favorecer el desarrollo de propuestas experimentales en esta fase, que hiciera evolucionar los criterios del Ente Público que, como ya se ha comentado, se basan exclusivamente en un abaratamiento de costes. Sin embargo, no deja de ser contradictorio que ciertas propuestas que supondrían además de una mejora proyectual, una mejora económica, sean rechazadas por el mero hecho de salirse de la norma. No sólo a nivel funcional, sino también incluso constructivo.
Asimismo, los criterios formales y de relación funcional entre zonas y de las mismas en sí, tienen poco que ver con lo que se lleva poniendo en práctica, desde el punto de vista del espacio docente, desde hace un siglo, bajo la visión de diferentes teorías y prácticas pedagógicas. Criterios como aulas rectangulares (de unas dimensiones también fijadas), independencia de las zonas de infantil respecto al resto de etapas del centro si las hubiera, distribución a aulas por pasillos, evitar espacios a más de una altura, etc., divergen definitivamente de lo asentado en otros países, como Holanda o Dinamarca, y de lo llevado a la práctica por arquitectos como Herman Hertzberger. Lo más crudo, sin embargo, es que cualquier propuesta de cambio y mejora es respondida con una mala puntuación en un concurso, y por tanto, nunca será construida ni probada.
Como consecuencia de la aplicación directa de las Normas de diseño, a continuación se muestran  algunos ejemplos, en parcelas con diferentes requerimientos (especialmente una de ellas), que fueron propuestos para cinco concursos entregados la misma semana (noviembre 2013). Cuatro eran centros C.E.I.P., es decir, contenían zona docente de Infantil (3 a 6 años) y de Primaria; y otro era I.E.S. Cuatro de ellos se ubican en parcelas grandes en el extrarradio del núcleo urbano (Olivares, Burguillos, Peñaflor y Almensilla (I.E.S.)); y el otro se implanta en una parcela compleja en el Barrio de San Bernardo, Sevilla, en la que existe una nave preexistente de 1905 a integrar en la propuesta.
Nuestras propuestas, pese a acogerse a todos los preceptos, por obligación, tratan de generar diferentes secuencias espaciales en sus zonas comunes. Los accesos, aunque dirigidos a dos zonas diferentes, intentan ser compartidos, fomentando cierta relación entre escalones de edad y etapas educativas.
Las propuestas para Olivares y Peñaflor son centros C.E.I.P. tipo C2, pensado para desarrollarse en dos fases. Dejando aparte este asunto, que es un condicionante más de proyecto, de topología, pero no de resolución tipológica, ambas propuestas están planteadas siguiendo fielmente las Normas de Diseño, sin interpretación alguna.


La propuesta de Almensilla, único centro I.E.S. de los cinco concursos, recoge toda la norma del ISE, haciéndose muy compacta, permitiendo liberar un gran espacio en la parcela para futuras ampliaciones. El patio de juegos queda recogido por las edificaciones, a modo de espacio semiclaustral.

En las propuestas para Burguillos y San Bernardo, se intenta tensar en la medida de lo posible las Normas, incidiendo en los puntos que entendíamos más controvertidos. Se pueden ver como pequeñas correcciones espaciales tomando como punto de partida dichas Normas, como no podía ser de otro modo de cara al proceso de concurso. Los aseos de las aulas infantiles son compartidos, convirtiéndose en un espacio de doble superficie que actúa de diafragma entre aulas. Por otro lado, los corredores, sin dejar de serlo, intentan expandirse generando espacios-nicho que permiten la ubicación de bancadas, colchonetas, tatamis, etc. Esto genera un zigzagueo en el cerramiento de las aulas, que en su configuración pasan de ser rectangulares a una tímida formalización en L, que incrementa el número de “rincones de aprendizaje”. En estas dos propuestas, las zonas exteriores de juego, porche, pistas, etc. se secuencian creando un gradiente de usos interesante para la experiencia del niño.


En la propuesta de San Bernardo, por condicionantes de la parcela se justifica la no elección de la triple crujía como tipología, pasando a ser una planta central en anillo, que deja en el centro un vestíbulo a triple altura: un espacio de multirrelación que culmina el tránsito secuencial desde el exterior de la parcela hasta el interior del edificio. El vestíbulo a triple altura deja de ser exclusivamente vestíbulo para ser un espacio teatral, un escenario de acontecimientos simultáneos, o lo que surja de la mente del alumno o del enseñante.
Existe en la parcela una edificación de carácter industrial edificada en 1905, perteneciente al complejo ferroviario de la Estación de San Bernardo. Su geometría de sector circular poligonal hace difícil el posicionamiento de las nuevas instalaciones y su interrelación.
El porche no es una superficie ajena al resto, sino que se transforma en un anillo que recoge otro uso al aire libre y vincula los edificios.

Coautores: José Plaza, Fernando Garrido, Juan Carlos Herrera, Virginia Arnet y Enrique Naranjo