PROYECTOS DE ILUMINACION ORIENTADOS A LA PERCEPCION





Fernando Garrido Alvarez


La percepción visual, como interpretación de la sensación visual y respuesta del sistema visual a la estimulación,  exige no solo representar al ojo como sistema óptico, sino también explicar la interpretación de la imagen. Tanto la psicología de la percepción, como los objetos de la percepción contribuyen a la comprensión para el proyecto de iluminación.

Richard Kelly (1910-1977), padre del diseño de iluminación arquitectónica moderna, fusionó el arte y la ciencia en el diseño de iluminación. En palabras de Rogier Van der Heide “El lenguaje visual de Kelly todavía está vivo”.

Kelly fue pionero de los proyectos de iluminación cualitativos que integró en un concepto unitario las ideas procedentes de la psicología de la percepción y de la iluminación escénica. Sustituyó la cuestión de la cantidad de luz por la cuestión de las diferentes calidades de la luz, conforme a una serie de funciones de la iluminación orientadas al observador perceptor. En este contexto, en los años 50, Kelly estableció una distinción entre tres funciones básicas.

  • Luz para ver (ambient luminescense) o luz indirecta/difusa.
  • Luz para mirar (focal glow) o luz enfocada directa.
  • Luz para contemplar (play of brilliants) o patrón de luz o destello. 
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 Richard Kelly fue el consultor de iluminación para el Seagram's Building de Mies van der Rohe. El techo contínuo de luz difusa fue su mayor aportación al proyecto de Mies. 


LUZ PARA VER

Este elemento proporciona una iluminación general del entorno y asegura que el espacio circundante, sus objetos y las personas en él presente sean visibles. En virtud de su carácter amplio y uniforme (luz indirecta/difusa), esta forma de iluminación brinda una oportunidad de orientación y manejo generales. En parte coincide con los planteamientos de los proyectos de iluminación cuantitativos, sin embargo se diferencia en que la “luz para ver” no es el objetivo, sino simplemente la base de un proyecto de iluminación más complejo. No se persigue una iluminación global con una iluminancia óptima, sino una iluminación diferenciada y fundamentada sobre el nivel básico de la luz ambiental.



LUZ PARA MIRAR

Con objeto de lograr una diferenciación Kelly planteó una segunda forma de luz. En este caso se encomendó expresamente a la luz el cometido de participar activamente en la transmisión de información. Para ello se tuvo en cuenta el hecho de que las zonas claramente iluminadas atraen involuntariamente la atención de la persona. Una distribución adecuada de la claridad permite ordenar la abundancia de información contenida en un entorno. Las áreas con información esencial podían realzarse mediante una iluminación acentuada, mientras que las informaciones secundarias o perturbadoras podían atenuarse, mediante un nivel de iluminación menor. Esto facilita una información más rápida y segura. El entorno visual se aprecia en sus estructuras y en la importancia de sus objetos. Idéntico principio se aplica a la orientación en el espacio, por ejemplo, la diferenciación rápida entre una entrada principal y una secundaria, así como la acentuación de objetos, como en el caso de la presentación de productos o el realce de la escultura o un cuadro de una exposición.



LUZ PARA CONTEMPLAR

La tercera forma de luz, surgió de la certeza de que la luz no solo puede mostrar información, sino que constituye una información en sí misma. Esta idea se aplicó sobre todo a los efectos de brillantez creados por fuentes de luz puntuales sobre materiales reflectantes o refractantes. No obstante también podía percibirse como brillante la propia fuente de luz. La luz para contemplar insufla vida y atmósfera especialmente a todos los espacios representativos. Lo que tradicionalmente se había conseguido con arañas y luces de vela, ahora podía también lograrse, aplicando a los proyectos de iluminación mediante el uso selectivo de luz y color o la creación de zonas brillantes sobre materiales iluminados.



VER Y PERCIBIR

La mayor parte de la información sobre el entorno le llega al ser humano a través de los ojos. Para ello, la luz no sólo es indispensable y medio de la vista, sino que por su intensidad, su distribución y sus cualidades crea condiciones específicas que influyen sobre nuestra percepción.

En definitiva la planificación de iluminación es la planificación del entorno visual de la persona, su objetivo es la creación de condiciones de percepción, que posibiliten trabajos efectivos, una orientación segura, así como su efecto estético.

Las cualidades físicas de una situación luminosa se pueden calcular y medir, pero al final siempre decide el efecto real sobre la persona:

La percepción subjetiva valora la bondad de un concepto de iluminación”